Llevo muy poco tiempo, apenas una semana, en ayudando a Fabi en su clase de primaria. Son unos 27 niños/as que provienen de diferentes lugares de la Paz, el Alto y Achocalla, de la ciudad y del campo. También son de distintas posibilidades económicas, más y menos humildes, pero todos se reunen sin prejuicios ni sentimientos de clase. Esto es una de las cosas más maravillosas que tienen los niños, que a priori todos son dignos de ser tratados como a uno mísmo. Más aún, si existe cualquier trifulca entre ellos, es porque son egocétricos todavía.
Realmente se me pasan las horas volando en el curso. Los pequeños entran alegres y juegan un rato hasta que llega el grupo. Siempre hay un rezagado que se queda colunpiándose y se hace el remolón un poco más. Damos la bienvenida siempre en círcilo, sentamos en alfombras, no sin antes quitarse sus zapatos y colocarse sus zapatillas. Desde el primer día, me ha hecho mucha gracia eso de estar en las aulas en zapatillas, es como estar en casa. A mí me da la sensación de recogimiento y de espacio familiar. Ya en el círculo nos decimos los buenos días y recordamos nuestros nombres a golpe de tambor. Aprovechamos este espacio para explicar alguna cosa o hablar sobre algún tema. También aprovechamos para explicar qué vamos a hacer ese día. Acabamos ese momento con una danza, una canción o un ejercicio de relajación o de gimnasia cerebral.
Normalmente al ser un curso multigrado, hay momentos en que el grupo trabaja de manera conjunta o lo hace por cursos, mientras unos empiezan a conocer las primeras letras (en el Kurmi utilizan varios soportes para ello, uno de los más interesantes es el de aprenderlas mediante símbolos y realizando su sonido. Para entendernos podría ser similar al lenguaje utilizado por los sordomudos. A los chicos/as les encanta y hasta lo utilizan como lenguaje secreto) otros realizan algún ejercicio de escritura. Hoy por ejemplo, hemos escrito un cuento a partir de lo que les sugería una imagen. Después han realizado las tapas como si ellos fueran escritores.
Poco a poco me iré centrando en los diversos métodos que utiliza la escuela para aprender las letras y las reglas básicas (sumar, restar, multiplicar y dividir) muchos basados en Montessori, pero existen otros también Incas. A mí me han sorprendido ya que es una manera de aprender jugando, provando, manipulando, experimentando con formas, colores, bloques....
Otro ejemplo, es el espacio de "vida práctica" donde los chicos/as pueden, a partir de ejercicios muy sencillos como trasbasar de un plato o cuenco trocitos de cañas para refresco con la ayuda de una cuchara, o a atornillar su macho con su hembra, o pasar semillas de un lado a otro con la mano, o con la ayuda de unas pinzas...trabajar todo el tema de la psicomotricidad fina y a desarrollarla para el manejo de la escritura. Es por eso que esos ejercicios se realizan siempre de izquierda a derecha.
Las clases acaban siempre con la lectura de un libro por capítulos donde en la alfombra los chicos escuchan entretenidos la lectura.
En otra ocasión hablaré de lo que es el Diario de Aprendizajes, el Cuaderno de época, el proyecto de las Gallinas y el momento de Actividad Libre.
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